¿Por qué el tiempo parece pasar más rápido a medida que envejecemos?
- Tolima Stereo
- hace 5 horas
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A medida que las personas envejecen, muchas afirman que el tiempo parece acelerarse. Un nuevo estudio científico sugiere que esta percepción podría deberse a la forma en que el cerebro procesa los eventos que ocurren en la vida cotidiana.
Según los investigadores, con la edad el cerebro tiende a registrar menos “eventos” distintos por unidad de tiempo, lo que haría que las experiencias parezcan suceder más rápido de lo que realmente lo hacen.
El estudio, publicado el 30 de septiembre en Communication Biology, analizó el comportamiento cerebral de 577 participantes de entre 18 y 88 años. Todos observaron un fragmento de ocho minutos del episodio “¡Bang! Estás muerto” de la serie Alfred Hitchcock Presents. Los científicos eligieron este material porque investigaciones previas demostraron su capacidad para sincronizar la actividad cerebral entre diferentes espectadores, lo que permite evaluar cómo el cerebro segmenta los acontecimientos.
Durante la proyección, se registró la actividad cerebral mediante resonancia magnética funcional (fMRI). Luego se aplicó un algoritmo denominado Búsqueda de Límites de Estado Codicioso (GSBS), diseñado para detectar cuándo el cerebro cambia de estado, es decir, cómo percibe el final de un evento y el inicio del siguiente.
Menos transiciones, más sensación de prisa
Los resultados mostraron que los cerebros de los participantes mayores presentaban menos transiciones entre estados neuronales durante el video. En otras palabras, registraban menos cambios en el mismo intervalo de tiempo.
"Esto sugiere que los estados neuronales más prolongados [en menores cantidades] dentro del mismo período pueden contribuir a que los adultos mayores experimenten un tiempo más rápido", explicaron los autores.
Cuantos más eventos percibe una persona en un lapso determinado, más largo parece ese período al recordarlo. Por lo tanto, si el cerebro envejecido capta menos eventos, su percepción del tiempo se comprime. Este fenómeno está vinculado con la “desdiferenciación neuronal”, un efecto habitual del envejecimiento, en el que las distintas áreas cerebrales pierden especificidad funcional, incluso sin presencia de enfermedades.
En los adultos mayores, esta “pérdida de especialización” afecta funciones como la memoria y la rapidez para procesar información nueva. En contraste, los cerebros jóvenes muestran una alta especialización: por ejemplo, las neuronas dedicadas a reconocer rostros se activan casi exclusivamente ante estímulos sociales. Esta menor diferenciación en el cerebro envejecido reduce la claridad entre el inicio y el fin de los acontecimientos, haciendo que el flujo de experiencias parezca más continuo y, por tanto, que el tiempo transcurra con mayor rapidez.
Tiempo de “estiramiento”
Los investigadores también exploraron si es posible revertir esta sensación de aceleración. Linda Geerligs, de la Universidad de Radboud, considera que mantenerse activo y abierto a lo nuevo puede ayudar.
En declaraciones a Live Science, afirmó que "aprender cosas nuevas, viajar y participar en actividades innovadoras puede ayudar a que el tiempo parezca más grande en retrospectiva". Además, destacó la importancia de los vínculos humanos: 'Quizás aún más importantes sean las interacciones sociales significativas y las actividades que aportan alegría, que también pueden contribuir a una percepción más completa del tiempo".
La investigación sugiere que el cerebro registra la vida a través de los eventos que ocurren, no del paso continuo de los segundos. En estudios complementarios, se ha pedido a voluntarios que vean películas y presionen un botón cada vez que perciban el fin de un evento. Estos límites, denominados modelos de eventos, son similares entre distintas personas y se relacionan con la calidad de la memoria.
Aunque con la edad disminuye la cantidad de eventos registrados, la estructura general de la segmentación permanece estable. Este equilibrio entre continuidad y fragmentación explicaría por qué el tiempo parece pasar más rápido con los años, aunque el cerebro siga organizando las experiencias de manera coherente.







