Aumento del gasto de bolsillo en salud refleja crisis financiera del sistema colombiano
- Tolima Stereo
- hace 2 días
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El sistema de salud colombiano ha mostrado en más de treinta años progresos en cobertura y resultados, con un aseguramiento cercano al 99% para 2024, frente al 25% registrado en 1993. La expectativa de vida aumentó de 69 a 77 años y la mortalidad infantil disminuyó de 19,7 por cada 1.000 nacidos vivos en 1998 a 10,2 en 2024.
No obstante, las recientes cifras evidencian una crisis financiera y operativa que afecta la prestación de servicios y la protección económica de los usuarios, teniendo en cuenta que según un reciente informe de Anif, el gasto de bolsillo estaría reflejando los retos a los que se enfrenta el sistema en la actualidad.
En diciembre de 2024, las quejas y reclamos en el régimen contributivo aumentaron un 78,9% respecto al año anterior y un 69,8% en el régimen subsidiado. Estos datos reflejan la dificultad creciente en la atención y la gestión dentro del sistema. En este contexto, el gasto de bolsillo, definido como los pagos directos realizados por los usuarios en el momento de recibir servicios de salud, alcanzó $14,5 billones en 2024, con un crecimiento real de 1,3% anual.
El gasto de bolsillo incluye copagos y cuotas moderadoras por servicios que deberían estar cubiertos por las Entidades Promotoras de Salud (EPS), servicios excluidos del Plan de Beneficios en Salud o que han sido negados, la compra directa de medicamentos y la recurrencia a servicios privados ante las deficiencias del sistema público. Según Anif, la cifra evidencia que los hogares están asumiendo mayores costos directos en salud debido a la insuficiente capacidad del sistema para brindar protección financiera.
Según estimaciones basadas en la Encuesta de Calidad de Vida del Dane, el gasto de bolsillo como porcentaje del gasto corriente en salud creció al 16,8% en 2024 desde 14,2% en 2021. Este indicador se acerca al umbral del 20% que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera de alto riesgo para las familias, pues por encima de este nivel existe un riesgo financiero elevado que puede llevar a la pobreza.
El aumento sostenido del gasto de bolsillo se da en un escenario donde el sistema enfrenta un déficit presupuestal, insuficiencia en la Unidad de Pago por Capitación (UPC) y una demanda creciente de servicios de salud. “Un mayor aumento de la demanda de servicios, déficit presupuestal y la insuficiencia de la UPC han consolidado una crisis en la capacidad operativa y financiera del sistema”, señala un análisis de Anif.
Los impactos por nivel de la población
El impacto financiero no es igual entre la población. El quintil de ingresos más bajos presentó un crecimiento real acumulado en gasto de bolsillo del 63% entre 2021 y 2024, a pesar de que el 84,8% de este grupo pertenece al régimen subsidiado, que en teoría debería ofrecer mayor protección financiera.
En contraste, los quintiles medios experimentaron fluctuaciones menores, y el quintil más alto mostró una reducción del 2% en su gasto directo en salud, reflejando su mayor capacidad para acceder a seguros complementarios y servicios privados.
La distribución por régimen de afiliación también revela diferencias marcadas pues solo el 12,9% del quintil más alto está en el régimen subsidiado, mientras que el 57,6 % pertenece al contributivo, que generalmente ofrece mayor cobertura y acceso a servicios.
En el quintil más bajo, la mayoría depende del régimen subsidiado, pero enfrenta un aumento considerable en sus gastos de bolsillo, lo que indica que la protección financiera que se espera de este régimen no está siendo suficiente.
En cuanto a los tipos de gasto, las consultas médicas particulares presentaron un aumento real acumulado significativo en todos los quintiles, destacando el quintil más bajo con un 71% de crecimiento. Los pagos por vacunas aumentaron de forma considerable, especialmente en los quintiles dos y tres, con incrementos acumulados del 155% y 268%, respectivamente.
Por otra parte, los gastos en medicamentos crecieron principalmente en los quintiles medios, y los exámenes diagnósticos mostraron aumentos en los quintiles más altos y más bajos. Estos patrones indican que incluso servicios básicos de salud pública están generando costos crecientes para los hogares, afectando de manera más severa a las familias con menor capacidad económica. La crisis del sistema no solo limita el acceso a la atención médica oportuna, sino que además incrementa la carga financiera que deben asumir las personas.
Implicaciones de la crisis financiera
La crisis financiera del sistema también ha afectado la disponibilidad y calidad de los servicios. Se reportan demoras en citas médicas, negación de autorizaciones para procedimientos y faltantes de medicamentos. Estas dificultades han motivado a los usuarios a buscar alternativas en el sector privado, incrementando aún más sus gastos directos.
Desde 2021, el gasto de bolsillo en salud ha mostrado una tendencia creciente, a pesar de una caída momentánea en 2021, reflejando una presión creciente sobre las finanzas familiares. La relación entre el gasto de bolsillo y el gasto corriente total en salud es un indicador clave del nivel de protección financiera que ofrece un sistema sanitario.
Para 2024, la proporción del gasto de bolsillo respecto al gasto total en salud fue del 16,8%, un aumento de 2,6 puntos porcentuales en comparación con 2021. Este crecimiento pone en riesgo los principios de equidad y acceso universal al sistema de salud, ya que la carga financiera recae principalmente sobre los más vulnerables.
Las cifras muestran que los hogares asumen gastos que deberían ser cubiertos por las EPS, debido a la crisis operativa y financiera que enfrentan estas entidades. Los copagos, la compra directa de medicamentos y la búsqueda de servicios privados se han convertido en respuestas a las fallas en la atención pública.
Este fenómeno tiene consecuencias regresivas, afectando especialmente a los hogares con menores ingresos, quienes no cuentan con la capacidad financiera para afrontar estos costos adicionales sin comprometer otros aspectos básicos de su bienestar. El aumento en el gasto de bolsillo no solo implica un desafío económico, sino también social y de salud pública, ya que puede restringir el acceso a servicios necesarios.
Las propuestas
De acuerdo con Anif, la situación exige la adopción de medidas urgentes que atiendan las causas estructurales de la crisis. Los expertos advierten que sin una reforma profunda y una mejora en la financiación del sistema, la tendencia podría continuar, poniendo en riesgo los avances logrados en materia de cobertura y resultados de salud en las últimas décadas.
En este contexto, la discusión sobre la reforma al sistema de salud y las decisiones que tome el Gobierno Nacional resultan fundamentales para revertir la crisis financiera y operativa y para restablecer la protección financiera a los usuarios.
El análisis del gasto de bolsillo evidencia que el sistema no solo enfrenta problemas financieros, sino que también se ha debilitado en su capacidad para garantizar el acceso oportuno y la protección económica, pilares esenciales para un sistema de salud efectivo y equitativo.