Falleció el expresidente uruguayo José “Pepe” Mujica
- Tolima Stereo
- hace 3 días
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El exmandatario, de 89 años, arrastraba un cáncer de esófago que desde enero se le extendió al hígado. Había dejado de hacerse tratamientos y hace unos días había entrado en la fase terminal de su enfermedad, según dijo su esposa. La izquierda latinoamericana llora a uno de sus líderes más destacados.
“Lo que pido es que me dejen tranquilo”, así quería pasar sus últimos días el expresidente uruguayo José “Pepe” Mujica. “Que no me pidan más entrevistas ni nada más. Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo. El guerrero tiene derecho a su descanso”, dijo en la que fue su última declaración a un medio, en enero, cuando habló con el semanario Búsqueda.
En esa entrevista había contado que el cáncer de esófago, que le diagnosticaron un año atrás, se le había extendido al hígado y que no se haría más tratamientos. “No lo paro con nada. ¿Por qué? Porque soy un anciano y porque tengo dos enfermedades crónicas. No me cabe ni un tratamiento bioquímico ni una cirugía porque mi cuerpo no lo aguanta”.
Este lunes, cuatro meses después de ese silencio, de dejarlo tranquilo como pidió, en su humilde casa en el Cerro de Montevideo, su esposa, la también exvicepresidenta Lucía Topolansky, aseguró que su marido estaba en la fase terminal de su enfermedad, recibiendo cuidados paliativos para evitar el dolor y que ella, así como los médicos, estaban haciendo lo necesario para que viviera el último pasaje de su vida “lo mejor posible”.
Este 13 de mayo, Mujica, el hombre que en la década de 1960 se unió la guerrilla tupamara, que luego sufrió tortura en la cárcel y que como presidente de Uruguay (2010-2015) sorprendió al mundo desde un rincón de Sudamérica con sus discursos anticonsumo y su vida austera, murió a siete días de cumplir 90 años (el 20 de mayo).
La última voluntad de Mujica
El mandatario, que ya estaba resignado a esperar la muerte, “una señora que no nos gusta y que no queremos, pero que inevitablemente va a llegar en algún momento”, como dijo a la BBC, había dejado claro, como última voluntad, cómo quería ser sepultado: sin reconocimiento alguno, lujo ni ostento, al contrario, quería que sus restos no salieran de su casa, que reposaran junto a los de su mascota, Manuela, bajo un árbol que él mismo sembró.
“Yo me voy a morir acá. Ahí afuera hay un sequoia grandote. Está Manuela enterrada ahí. Estoy haciendo los papeles para que ahí también me entierren a mí. Y ya está” contó.
En medio de su tratamiento contra el cáncer, Mujica fue hospitalizado cuatro veces y cuando salió de la última, en octubre del año pasado, a tan solo unos días de las presidenciales en su país, sintió la necesidad de despedirse de quienes lo eligieron en 2010 como mandatario de la pequeña nación cuya democracia en la más estable de Sudamérica. Fue una de sus últimas apariciones en público y conmovió hasta las lágrimas.
“Soy un anciano que está muy cerca de emprender la retirada de la que no se vuelve”, arrancó diciendo frente a una multitud en la Plaza 1 de Mayo en Montevideo, el 19 de octubre de 2024.
“Pero soy feliz porque están ustedes, porque cuando mis brazos se vayan habrá miles de brazos sustituyendo la lucha. Y toda mi vida dije que los mejores dirigentes son los que dejan una barra que lo superan con ventaja”, agregó.
“No al odio, no a la confrontación. Hay que trabajar por la esperanza”, invitó, antes de concluir diciendo “tengo que darle gracias a la vida, porque cuando estos brazos se vayan van a haber miles de brazos. Hasta siempre, les doy mi corazón. Y gracias por existir”.
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