Muertos del susto, indignados y preguntándose quién lo protege en el Inpec, están todos los miembros de la guardia penitenciaria en la cárcel de Picaleña, en Ibagué, a donde llegó trasladado el martes el peligroso sicario Felipe Marín Silva, alias Pipe Tuluá, a quien se le atribuyen 39 homicidios, y que públicamente ha dicho que guardián que se atraviese en sus caprichos será asesinado.
“Espero que la guardia tenga claro quién soy yo, llegué a mandar como lo he hecho en todas las cárceles y espero que nadie se meta en mi camino porque no temblará la mano para seguir matando guardianes. No me importa si tengo que matar capitanes, cabos, dragoneantes”, estas fueron las palabras que, según le informaron a SEMANA, gritó a voz en cuello el peligroso Pipe Tuluá al llegar a Picaleña, mientras pasaba entre la guardia externa y el oficialato.
¿Quién va a proteger a los guardias del Inpec que pagan con sus vidas cumplir con sus funciones? Hasta el momento, siguen siendo asesinados a sangre fría, las amenazas de Pipe Tuluá se han hecho realidad y la única alternativa que se plantea es el traslado de prisión, pero con los mismos lujos, prepotencia y amenazas.
SEMANA conoció el “trasteo” con el que llegó Pipe Tuluá a Picaleña, que cuenta con más de 120 artículos inventariados, que fueron entregados por la esposa de este criminal, Patricia Guzmán Enríquez. Este documento, firmado por la directora encargada del penal, Liliam Patricia Rubio Escalante, es la prueba.
Detergente, papel higiénico, loza, utensilios de aseo, recogedores, escobas, toallas de baño, servilletas, papas, carne, pollo, chicharrones, chontaduro, jamón, costillas, cavas de icopor, gaseosas, buñuelos, zanahorias, ollas, licuadora, chocolatera y hasta televisores, son solo algunos de los más de 120 elementos que ingresó alias Pipe Tuluá, quien parece ser el nuevo “rey” de Picaleña.
El asunto es tan descarado que este sicario tiene ingreso de televisores, ambientadores “en bolitas y en aerosol”, y algo que nadie se explica: en el inventario había hasta tres cuchillos para cocinar. Cuentan a SEMANA que un mercado así estará llegando cada ocho días.
Esto no es lo único grave y que generó temor. Tal como señala el acta, la entrega e ingreso de los implementos a este presunto asesino de guardias del Inpec la realizó su esposa, Sandra Patricia Guzmán, quien también llegó mandando y hasta tuvo acceso a los patios, al sitio exacto de reclusión de Pipe Tuluá, algo que es prohibido para los visitantes. Sin embargo, se hizo lo que ella ordenó.
Le cuentan a SEMANA que Guzmán infundió el mismo temor que Pipe Tuluá. Llegó en una camioneta JPS 928, la parqueó frente al penal, y ahí se quedaron esperándola hasta que entró todo el “trasteo” del peligroso criminal. Los guardias ni se dejaban ver, cualquier reacción los pondría en la mira de Mago (Muerte a Guardias Opresores), grupo asesino de hombres del Inpec, que comanda Pipe Tuluá.
Responde el Inpec
Ante estos escandalosos hechos SEMANA buscó respuestas en el Inpec, pues no resulta lógico que un criminal de esa peligrosidad, que tiene amenazada a la guardia, haga lo que quiere en cada cárcel donde es enviado sin que nadie pueda hacer nada.
Reconocen que Pipe Tuluá sí tiene un régimen especial de alimentación, que fue autorizado por los jueces con el argumento de que tiene miedo de morir envenenado porque lo quieren matar. Sin embargo, este no es un cheque en blanco para “meter” lo que se le antoje en la cárcel, en este caso en Picaleña.
Desde la dirección general del Inpec en Bogotá dijeron que sí se dio la orden para que le fuera permitido el ingreso de sus alimentos, pero no este descarado “trasteo”. Con ese argumento pusieron la responsabilidad en manos de la directora encargada de Picaleña, Liliam Patricia Rubio Escalante.
Adjuntaron un documento en el que señala: “Igualmente, y de ser necesario, para la evaluación de la pertinencia o no de las solicitudes anteriores, se tendrá en cuenta lo establecido en el Reglamento General de los Eron en el título V sobre alimentación y el Reglamento del Régimen Interno del establecimiento”, por lo que no se explican el ingreso de televisores, electrodomésticos, cuchillos, entre otros muchos elementos claramente prohibidos.
Más allá del debate, por el ingreso de estos elementos y si fue una directriz dada desde Bogotá o si la tomó la dirección del penal, el asunto es de miedo, terror si se quiere.
Ya Pipe Tuluá anunció que empezará a matar guardias del Inpec. Ninguno de los uniformados quiere estar cerca de él, usan capuchas, se tapan el rostro. Todos los guardias se sienten amenazados, no son capaces de decirle no a los caprichos de este peligroso criminal, y ni el Gobierno ni el Inpec dan soluciones. ¿Quién protegerá a la guardia?
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