Es muy sensible el adiós que la Universidad de Ibagué rinde a don José Ossorio Bedoya. Su fallecimiento, ocurrido este martes 12 de septiembre a sus 99años, marca la partida de uno de los cofundadores de la Institución que más amor y cercanía profesaron por el departamento.
Pero, no es el único recuerdo: fue gestor, en conjunto con otros importantes líderes cívicos de la región, de entidades y empresas como Serviarroz, la Cámara de Comercio de Ibagué, la Asociación para el Desarrollo del Tolima (ADT), Corfitolima, Texpinal, Aires y El Nuevo Día.
De don José, oriundo de San Antonio, también se resalta su condición de fundador de la Segunda Expedición Botánica y su aporte como gobernador (1986) para la creación de la Academia de Historia del Tolima.
Fue una de las 20 personas naturales que, con la ADT y la Corporación para el Desarrollo Humano del Tolima, pusieron su grano de arena para fundar la entonces Corporación Universitaria de Ibagué, Coruniversitaria, el 27 de agosto de 1980.
Recibió algo más de 20 condecoraciones e innumerables pergaminos, entre ellas la medalla Cacique Calarcá, el máximo reconocimiento otorgado en el Tolima, así como la que le entregó el papa Juan Pablo II en su visita a Armero, después del desastre ocurrido en noviembre de 1985.
Algo de su vida
Don José Ossorio estaba a poco menos de seis meses de llegar a los 100 años. De ellos, 85 los vivió en Ibagué, donde nacieron sus seis hijos (José Raúl, Carmen Alicia, José Fernando, Carlos Alberto, Luis Alfredo y Flor María), producto de su matrimonio con Flor Ruiz de Ossorio.
Era lector apasionado, alguien silencioso, practicante de la meditación trascendental y la respiración profunda. Tuvo como valores y actitudes pilares de su vida la disciplina, el trabajo duro, la reflexión y la paciencia.
Se consideró siempre como un aprendiz permanente en toda su vida. Por ejemplo, había sido reconocido hace algunos años como el Ciudadano digital Nº 1 de la región, constancia que le fue otorgada por el Ministerio de las TIC.
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